
Esta villa norteña ocupa gran parte del valle de La Orotava y del lugar central de la isla, hecho que la hace limítrofe con muchos municipios: Santa Úrsula, Puerto de la Cruz, Los Realejos, San Juan de la Rambla, La Guancha, Icod de los Vinos, Santiago del Teide, Guía de Isora, Adeje, Vilaflor, Granadilla, Arico, Fasnia, Güímar y Arafo. Tiene una extensión de 207,31 kilómetros cuadrados, siendo por esto el mayor municipio de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. La capital municipal está localizada en la Villa de La Orotava, situada a unos 360 metros sobre el nivel del mar. Su casco histórico fue declarado Conjunto Histórico Artístico Nacional en 1976 y se encuentra incluido en el Inventario de Protección del Patrimonio Cultural Europeo como conjunto monumental. Además, es destacable que gran parte del Parque Nacional del Teide (declarado Patrimonio de la Humanidad en 2007) se encuentra en su término municipal. La Orotava alcanza la mayor altura de España y con más desnivel, ya que su amplitud es desde el nivel del mar hasta los 3715 metros del pico Teide, el más alto del país. Junto con los municipios vecinos de Los Realejos y Puerto de la Cruz forma el área metropolitana del valle de La Orotava, que sumó 108 721 habitantes censados en 2019 (sin actualizar), mientras que en su término municipal fueron registradas 42 434 personas en 2022.
No se sabe con claridad de dónde proviene el nombre de la población, pero la gran mayoría de investigadores sostienen que podría deberse a la situación de esta en la época de los guanches, que llamaban a la zona Arautaba o Arautápala. Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, hay quien sostiene que la voz Orotava pertenece a un estado muy avanzado de deformación castellanizada del correspondiente primario amazig. En La Orotava, los guanches habitaban principalmente en las zonas costeras y en las inmediaciones de los barrancos más grandes y las laderas del valle. En esos sitios encontraban fácilmente alimentos y medios para su subsistencia.
Para los guanches, el pico del Teide era lugar de culto. La derrota de los guerreros del menceyato de Taoro, último bastión de los aborígenes, supuso el fin de la contienda, aunque algunos guanches (denominados alzados) continuaran luchando en los lugares menos accesibles. La Orotava obtuvo del rey Felipe IV el título de villa exenta el 28 de noviembre de 1648, con alcalde mayor propio, ya que hasta esa fecha dependía de La Laguna. En 1905, el rey Alfonso XIII le otorgó el título de Muy Noble y Leal Villa.
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La relación de la lucha canaria con el valle de La Orotava, y concretamente con la localidad que lleva su nombre, fue muy peculiar. Al margen de los primeros movimientos para la creación de un equipo de lucha que representara al municipio, con el fallido intento de la formación del CL Teide en 1944, la presencia reglada de nuestro deporte en esa localidad no llegó hasta 1965. Fue cuando, desde ese año y durante una década, surgieron nada menos que los siguientes once clubes: Echeide, Unión Florida, Pinoleris, Pino Alto, Perdoma, Águila Negra, Candias, San Antonio, Claret, Aguamansa y Quiquirá, aunque este no llegó a participar en competición oficial pese a haberse federado. Incluso salió el Barroso, pero en la condición de aficionados.
El esplendor de la lucha canaria en el valle de La Orotava fue en el trienio 1966-1968, ya que surgieron tantos clubes ahí que, en la temporada 1967-1968, la tercera categoría tuvo que dividirse en dos zonas del ámbito insular: la tradicional, que incluía al resto de los equipos de Tenerife junto con los orotavenses Unión Florida y Echeide; y la otra zona, con los nueve equipos restantes del valle, cuya titularidad correspondía, según el caso, a La Orotava, Los Realejos y Puerto de la Cruz. Para el curso siguiente (1968-1969), esa categoría se tuvo que volver a dividir en los grupos norte y sur por la numerosa participación de clubes de la zona norte, que sumaron entre todos nada menos que catorce equipos.
Pero ¿y del origen de este legado ancestral en el lugar qué podemos decir? Pues, por citar un ejemplo debidamente documentado, que al comienzo de los años veinte del siglo pasado se manifestaba, como en cualesquiera otros puntos del territorio insular, entre bandos próximos con encuentros a lucha corrida. Uno de estos fue, para mejor información, el que quedó detallado en el cartel anunciador del 23 de agosto de 1925 entre el Partido Orotava y el Partido Rincón y Puerto Cruz, fijado a la una de la tarde previo pago de una peseta (moneda de la época) los ocupantes de asientos de terrero, setenta céntimos de peseta en la zona general y cuarenta céntimos los niños y militares; la entrada era gratuita para el sexo femenino.
Los quince luchadores que figuraban en aquella lámina de papel como defensores de los colores orotavenses eran Pedro González, Antonio Regalado, Andrés Arbelo, Andrés Jacinto, Julián Regalado, Julio Luis, Elías Mesa, Santiago Oramas, Juan Luis, Vicente Delgado, Juan Alonso, Juan Cedrés, Álvaro Rivero, Amadeo Hernández y Rosendo González, mientras que en las filas portuenses se alinearon Antonio Pérez, el Caminero; Francisco Cano; Víctor Hernández; Clorindo Pérez; Gregorio Domínguez; Pedro Hernández; Luis Borges; Cristóbal Colón; Ismael Hernández; Manuel Sánchez; Bernardo Padrón; Santiago Padrón; Daniel Hernández; Ángel González; y José Brito. Además, durante ese desarrollo se disputaron sendos desafíos concertados entre las parejas Vicente Delgado-Gregorio Domínguez y Juan Cedrés-Luis Borges.